“MALDITA VUELTA DE OLAVARRIA” DE 1963 (Te llevastes a “Juancito”)


Dedicado a: Mi querido Jorge Torriani (“Mundo”), asiduo lector de la columna, que me conoce desde el año 1975, cuando yo,  siendo un chico aún, en las vacaciones del colegio primario armaba ruedas de bicicleta, y a su staff de facinerosos: Hector Millán (Milanesa) y Nicolas Moño (Nico).
Y a: Mis amigos Oscar Gonzalez (Gonzalito) y Jorge Tapia ( Que me llenaron de anécdotas sobre legendarias carreras de TC y sobre los hermanos Gálvez) y a mi querido “Profesor Muñoz” que hace tanto tiempo que no veo.

 La década que comenzó en 1980 fue muy importante para mi vida, terminé el colegio secundario, realicé el servicio militar obligatorio y comencé a trabajar en una importante fabrica de papel, ahí conocí a un entrañable compañero de trabajo, mas grande que yo, que se llama Hugo Muñoz, con el me encariñe mucho. Hugo era tan inteligente que lo habían apodado “El Profesor Muñoz” o simplemente “El Profe”. Se ve que yo le caía bien, porque él me ayudaba mucho en mi vida laboral y personal, para esa época yo estaba haciendo mis primeras armas en el arte de conducir vehículos y “El Profe” también me decía los errores que nunca debía cometer cuando manejaba un automóvil.
 Habitualmente Hugo y yo viajabamos en un “Dodge” 1500 verde, propiedad de otro compañero de trabajo, que hacia mucho que manejaba, pero lo hacia muy mal.  Este muchacho, cometía el terrible error de sacar el cambio en las curvas y doblar en punto muerto, luego colocar el cambio correspondiente y seguir, un día este muchacho realizó esta maniobra y “El Profe” me miró y me dijo: “Nunca, pero nunca cometas este terrible error de manejo, de sacar el cambio en una curva, porque por este motivo en la Vuelta de Olavarría de 1963 se mató Juancito Gálvez” y enseguida prosiguió: “ Pero ¡ojo! Juan, que era un excelente volante, no iba a cometer este error de principiante de doblar sin el cambio puesto, en una curva el cambio se le salió porque la caja le andaba fallando”.
 Los Gálvez eran varios hermanos varones todos porteños, nacidos en la ciudad de Bs. As. Pero hubo 2 que se destacaron por haber sido corredores de “Turismo Carretera” (T.C.) y que trabajaban como mecánicos en el taller del padre: Oscar Alfredo “El Aguilucho” que había nacido el 17 de agosto de 1913 y “Juancito” que había nacido el 14 de febrero de 1916. Juan Gálvez debutó en el año 1937, como acompañante de su hermano Oscar y como piloto el 13 de diciembre de 1941, saliendo 2º en las 1000 millas argentinas. Un día siendo muy joven Juan vio como un corredor moría quemado sin poder destrabar la puerta y sin poder sacarse el cinturón de seguridad, a partir de ahí, cometió el terrible error de correr con las puertas destrabadas y sin el cinturón colocado.
 A Juan Galvez el destino, le fue arrojando advertencias y el 1° de diciembre de 1960, en el Gran premio de Pergamino, vuelca de frente a 160 km/h, se daña una vertebra y la clavícula y se toma un año de descanso obligatorio, para reaparecer el 6 de diciembre de 1961.
 La vuelta de Olavarría de 1963 era la 10º edición de la prueba y Juan la había corrido en 4 oportunidades: abandonó el 7 de abril de 1950, la ganó el 28 de febrero de 1954, abandonó el 2 de marzo de 1958 y salió 2º el 21 de febrero de 1960. Era una carrera difícil, se disputaba en un circuito mixto que tenía un total de 166 km. con 58 km. de pavimento y 108 km. de tierra, que los pilotos tenían que recorrer 4 veces hasta completar 645 km., era un circuito adverso para los Gálvez, era la tierra de los legendarios hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi. Unos días antes Oscar le dijo:” No vayas Juan, es muy riesgoso, en Olavarría a mi me tiraron piedras……, Juancito, no vayas”. Pero Juan todo lo podía y allí se fué con Raúl Cottet de acompañante, y con su gloriosa cupé Ford V8 1939, 3600 cm. cubicos de cilindrada, 170 HP de potencia max. a 5000 rpm. y  con sus 190 km/h  de velocidad max. en rectas de asfalto, para Olavarría se Fue Juancito Gálvez  a tratar de mojarle la oreja a Dante Emiliozzi que venía de ganar las 3 últimas carreras de T.C. y buscaba su 4º triunfo al hilo.
 Que el 2016 sea el mejor año de sus vidas.   “Juancito” Gálvez era de un manejo fino, pulido y exacto, nunca maltrataba al auto (que el mismo armaba), ni perdía tiempo trabándolo en las curvas y sostenía que: “Correr autos significa andar lo suficientemente despacio, como para llegar antes que los demás”.
Tras una noche lluviosa de sábado, Olavarria, amaneció, aquel domingo 3 de marzo de 1963 soleado y ventoso, el camino de tierra, quedo convertido en un terreno blando y barroso, era un circuito complicado (como a Juan le gustaba) nadie como él manejaba en esas condiciones. Juan Gálvez había revisado hasta el último detalle de su cupe “Ford”. Se sentía invencible. Una caravana lo seguía a donde fuera, Juan fue un corredor, como tantos, que domo, los más difíciles y bravos caminos de un pais todavia desierto, muchas veces en medio del circuito lo acompañaba la nada misma. Las carreras de T.C. delineaban caminos que luego Vialidad Nacional asfaltaba.
  Algunos creían que la carrera se suspendia, pero la carrera se realizó con 26 participantes, 1º largaba Dante Emiliozzi, 2º Juan Gálvez, detrás leyendas del T. C. Marcos Ciani, Armando J. Rios, Juan C. Navone, Carlos Menditeguy, Rodolfo de Alzaga, Santiago Luján Saigós y Angel Meunier entre otros.
 La “Vuelta de Olavarría”era la 1º competencia de la temporada 1963, la carrera se largó y la ruta comenzó a secarse y a acelerarse,  Juan empezaba a dejar corredores atrás y a descontar terreno, él ponía todo y lejos de aflojar aumentaba el ritmo de la carrera.
 Comenzó la 3º vuelta, Juan Gálvez ganaba la carrera, iba 1º en promedio por etapa, pero la 1º posición era de Dante Emiliozzi quien iba acompañado por su hermano Torcuato, cuando Juan lo divisó, se obsesionó y comenzó a perseguirlo, “Juancito” iba por todo, pero la caja de velocidades le andaba fallando. Su gloriosa cupé Ford V8 1939 entró a 180 km/h en una curva y contracurva conocida como “La S de los chilenos” Juan trató de colocar un par de veces la 2º velocidad, pero algo pasó que no entró entonces optó por colocar de nuevo la 3º y el auto quedó muerto sin la potencia necesaria para salir de la curva, la 3º se le salió y el auto quedó fuera de control, esto más el barro que había, hizo que el auto con las ruedas dobladas se desplazara para adelante hacia el lado opuesto, Juan enderezó el volante para que el auto saltara la zanja pero se le clavó la rueda delantera izquierda y la cupé dio 5 o 6 vueltas, en la 1º de ellas se elevó 5 mts. y Juan Gálvez (sin cinturon de seguridad y con la puerta destrabada) salió despedido. El avión de Luis Elias Sojit quien transmitia la carrera para radio Libertad bajó y se lo llevó a él y a su acompañante Raúl Cottet. Pero “Juancito” Gálvez ya estaba muerto, Cottet sobrevivió al accidente y pudo contar los últimos momentos del ídolo.
 Así partía para siempre, con tan solo 47 años,  el más grande campeón de Turismo Carretera de la historia, salió campeón en 9 oportunidades: 1949 / `50 / `51 / `52 / `55 / `56 / `57 / `58 y 1960, también logró 4 subcampeonatos: 1941, 2º de Juan Manuel Fangio, 1953 y 1954, 2º de su hermano Oscar y 1959, 2º de Rodolfo de Alzaga.
 La “Vuelta de Olavarría” de 1963 fue ganada por Dante Emiliozzi, ese dia participaron de la carrera 2 jovenes pilotos que recién empezaban, uno era Carlos Alberto Pairetti que habia debutado el 25 de marzo de 1962 y el otro era Juan Manuel Bordeu que debutaba ese día, antes de arrancar Juan se bajo, los abrazo y les dijo: “……guarda pibes, que el barro es traicionero” pero el diablo metió la cola y el barro lo traicionó a él.
 Antes de la curva fatal, Juan paró para  firmar algunos autógrafos a varias admiradoras que lo esperaban junto a un alambrado,
cuando regresa a la ruta salta una zanja, ese momento quedo plasmado en una fotografía que le sacó Ricardo Alfieri (aquel fotógrafo de la revista “El Gráfico”) fue su última foto con vida, subió al auto y a los pocos km. se mató. Alfieri la tituló “Salto hacia la muerte”
Las rutas del país nunca mas sabrán de sus hazañas, el legendario “Juancito” Gálvez saltó de Olavarría hasta la eternidad sin antes pasar, para quedarse para siempre, en el corazón de este pueblo que lo admiró, lo siguió a todos lados y nunca lo olvidó, como lo demuestra esta humilde nota.